En una noche marcada por emociones intensas, retos técnicos y resultados inesperados, el más reciente episodio de MasterChef dejó claro que en esta competencia no hay espacio para el descuido ni para la desconexión en equipo. 

Aunque todo apuntaba a una jornada llena de creatividad, el capítulo comenzó con una sorpresa, Raúl, Luisfer y Valentina estuvieron ausentes, lo que modificó la dinámica de un reto que ya prometía ser estresante por sí solo.

Esta vez, los participantes trabajaron en formato de parejas, una decisión estratégica del programa para medir no solo la habilidad individual, sino también la capacidad de coordinación y comunicación entre cocineros. 

¿Cómo quedaron conformados los dúos en el reto de MasterChef?

Las duplas quedaron conformadas de la siguiente manera: Violeta y Alejandra, Carolina y David, Michelle y Patricia, y Pichingo junto a Nicolás, quien, a pesar de tener puesto el delantal negro, tuvo la oportunidad de cocinar y ayudar a Pichingo por la ventaja de la noche.

El reto consistía en un verdadero ejercicio de sincronía, cada pareja debía cocinar el mismo plato, en estaciones separadas, usando una despensa compartida y sin contacto físico directo, solo podían comunicarse a través de un muro. 

Antes de comenzar, tuvieron unos minutos para organizar la receta y definir roles desde lados opuestos, y una vez el reloj comenzó, cada quien debía replicar con exactitud lo planeado. La inspiración del reto fue un homenaje a la biodiversidad de Colombia, y uno de los ingredientes estrella de la noche fue el azúcar Providencia, un producto local con gran tradición.

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La dificultad del reto no estuvo tanto en la técnica culinaria, sino en lograr que ambos platos fueran idénticos, desde el sabor hasta la presentación. La presión se notó en todos los equipos, y aunque todos intentaron cumplir con las reglas al pie de la letra, la coordinación a través del muro no fue tarea fácil. 

En particular, Carolina vivió un momento de crisis, pues no alcanzó a emplatar a tiempo y se vio claramente frustrada, al punto de romper en llanto. La tensión fue tal que arrastró en el error a su compañero David, quien tampoco logró presentar adecuadamente su plato.

¿Cómo fue el momento de la degustación en MasterChef?

La primera pareja en pasar al atril fue Nicolás y Pichingo, con una preparación llamada “Nos vemos a la salida”, un bizcocho liviano acompañado de una salsa de frutos rojos que exaltaba la biodiversidad del país. 

Para sorpresa de todos, ambas tortas eran casi idénticas en sabor y apariencia, lo que fue destacado por los chefs. Rausch los felicitó por el equilibrio del plato, la esponjosidad del bizcocho y la coherencia entre ambas presentaciones.

Luego fue el turno de Michelle y Patricia, quienes presentaron su plato “Un picnic a ciegas”, un cheesecake de frutos rojos con coulis. Aunque el sabor fue elogiado y el coulis estaba delicioso, Nicolás señaló que no se habían puesto de acuerdo con el tamaño de las tortas, lo que afectó la uniformidad del plato. 

Además, Rausch hizo una observación crítica, no se puede llevar un postre al atril aún con los moldes, un detalle que afectó la presentación.

Alejandra y Violeta subieron con su postre llamado “Leticia”, una torta que combinaba sabores de mango, maracuyá y chocolate, y que buscaba representar la riqueza natural de la Amazonía. 

Aunque visualmente los postres no eran completamente idénticos, los jurados reconocieron que el espíritu del reto fue cumplido. Belén destacó que, pese a las pequeñas diferencias, la intención y ejecución fueron acertadas, y el plato reflejaba muy bien el objetivo del reto.

Finalmente, llegó el turno de Carolina y David, pero el desastre fue evidente. David no llevó ningún plato al atril, ya que lo que habían cocinado originalmente no pudo ser presentado, y decidieron improvisar. El resultado fue un fracaso. Rausch fue claro con Carolina, "No puedes frustrarte cada vez que las cosas no salen como esperas. Esta actitud no te ayuda, ni a ti, ni a tu equipo".

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Belén, por su parte, subrayó que desde el inicio hubo una evidente falta de comunicación, lo que terminó costándoles el reto. Sin mayores rodeos, ambos fueron enviados directamente a ponerse el delantal negro.

Al final del episodio, y tras la evaluación de cada pareja, las ganadoras de la noche fueron Alejandra y Violeta, quienes lograron destacarse con su postre inspirado en la biodiversidad del Amazonas. Como recompensa, se llevaron una ventaja estratégica para el próximo reto, cinco minutos adicionales de cocción.

Este episodio demostró que en MasterChef no basta con cocinar bien, hay que saber trabajar en equipo, mantener la calma y no dejarse vencer por la presión. Porque aquí, cada decisión, cada segundo y cada gesto, pueden definir el futuro de un cocinero dentro de la competencia.